Hoteles de sal y hoteles de hielo. Grúas, cárceles, cajones y cápsulas submarinas convertidos en exóticos hospedajes. Flotando en el puerto, al fondo de una laguna o en el Polo Norte. Con el objetivo de generar experiencias UNICAS E INOLVIDABLES -cada uno y a su manera- desafía el concepto tradicional de hospitalidad para generar, sensaciones de “incomodidad”. Un frío que hiela la sangre, minidimensiones que dan claustrofobia, barrotes que recuerdan un pasado carcelario, sal que irritaría hasta al menos hipertenso. Aunque para la mayoría de los mortales, carece de atractivos, sus seguidores los recordarán (felices) durante todas sus vidas
huéspedes "on the rocks"
Entre las propuestas más aventureras fichan los hoteles construidos con bloques de hielo, desparramados por Suecia, Canadá, Alaska, Alemania, Suiza y Finlandia. Tienen una vida efímera, no resisten más de dos o tres meses ya que el calor de la primavera los derrite y habrá que volver a construirlos al invierno siguiente. Uno de los más emblemáticos es el Hôtel de Glace (*) ubicado en Duchesnay, al borde del lago Saint-Joseph, a sólo 30 minutos de Quebec. Las habitaciones son iglúes, con pisos de nieve y equipamiento espartano. Luz tenue, apenas una mesita (prohibido poner valijas que se congelan) y a dormir en camas de bloques de hielo sobre el cual apoya un sommier de madera y un colchón cubierto de pieles. Huéspedes, olvídense del pijama: quienes duermen en este hotel tienen que usar ropa de esquí con guantes y gorros, enfundados cual bicho canasto en bolsas de dormir nórdicas. El termómetro suele coquetear con los 5 grados bajo cero mientras que a la intemperie, llega a los – 30 grados. Los baños están afuera del cuarto, construidos en material y calefaccionados como Dios manda.
(*)Tarifas desde 189 dólares la noche, por persona. Incluye acceso a sauna, desayuno y copa de bienvenida en vaso de hielo.
hipertensos, abstenerse
Al sureste de Bolivia, a más de 3.600 metros de altura, se encuentra el Salar de Uyuni, el mayor desierto de sal del mundo. Para explotar al máximo las maravillas turísticas de la región, se desarrollaron un par de emprendimientos, modestos pero con un encanto único, hechos básicamente con sal. La metodología de construcción es simple: se corta la sal en pequeños bloques y se pegan con cemento, también a base de sal y agua. Los cimientos están reforzados con capas de hormigón al igual que algunos pilares que sostienen el edificio. El hotel Cristal Samaña (*), uno de los más conocidos, está a orillas del salar, y tiene 30 habitaciones. Blanco a rabiar con unos toques de colores, es curioso transitar por sus pasillos tapizados de polvo que se va levantando haciendo camino. Y ni qué hablar de la noche, durmiendo también sobre una cama diseñada, como corresponde, con bloques de sal.
(*) La habitación doble cuesta 120 dólares, tarifa que incluye desayuno y cena fija.
gentileza, Hotel Cristal Samaña, Bolivia
subacuático homenaje a Julio Verne
El Jules Undersea Lodge (*), en la laguna Esmeralda de Key Largo, Florida, es un micro-hotel de sólo dos cuartos. Antes de su conversión radical, dentro de esta estructura de acero y acrílico, funcionaba un laboratorio de investigación de flora y fauna marina. El acceso es francamente atípico: habrá que bucear seis metros y atravesar por el fondo de una mini piscina ubicada en la Wet Room, habitación que contiene también baño y ducha. Tiene un estar equipado con comedor, kitchenette, heladera, TV, aire acondicionado y teléfono. Todo está fríamente calculado: se conecta a tierra a través de un cable umbilical que le aporta aire fresco, agua, electricidad y comunicación. Ofrecen otros amenities como chef a bordo y snacks a media noche. Cada cuarto tiene su ventana ojo de buey, para disfrutar del devenir de los preciosos cardúmenes de peces tropicales. Desaconsejado para gente con problemas auditivos, claustrofobia, ataque de pánico, resfríos y embarazadas.
(*) Tarifas desde 275 dólares + impuestos la noche para grupos de cuatro personas.
gentileza, Jules Hotel, Florida
noches encapsuladas
Cero glamorosos son los famosos hoteles cápsula, curiosa fórmula de hospedaje que arrancó en los 80 en Tokio. Del día a la noche se convirtieron en exitosos atrayendo una legión de ejecutivos que con más copas de las debidas, no les daba el cuerpo para volver a sus casas en los suburbios. Estas opciones, muy económicas, no llaman la atención: son clásicos edificios de varios pisos pero la sorpresa comienza en los interiores. No hay habitaciones, sino cajones de fibra de vidrio de 1 m2 x 2 m de altura, uno pegado al otro. En el Capsule Inn Akihabara (*), además de la cama, tienen luz, aire acondicionado, Wifi, TV, radio y despertador. Una cortina garantiza algo de privacidad pero no logra a aislar de los ruidos vecinos. Baños y duchas son comunitarios, y algunos como el Sunplay Inn de Osaka, suman bar y sauna. Todo está militarmente reglamentado: está obligado cambiarse en los baños, zapatos y valija en lockers (donde encontrarán bata y toalla) y aquellos alojamientos que admiten mujeres, las alojan en pisos separados.(*) Desde 4000 yens por persona.
Otra variante insólita es el flotante Capsule Hotel, constituido por ocho “platos voladores” de metal, pintados de un naranja rabioso, amarrados en el puerto de La Haya. En otra vida, estas cápsulas sirvieron como vehículo de escape para los tripulantes de las plataformas petroleras. Construidas en los 70, tienen un diámetro de apenas 4,25 metros y la única modernización ha sido un pequeño WC. Cada una aloja máximo tres huéspedes, quienes pasarán la noche enfundados en bolsas de dormir.
(*)Cuesta entre U$ 100 y U$ 250, dependiendo la temporada e incluye un kit básico de comida.
dormir colgado
Descartado para quienes tienen vértigo, El Harbour Crane (*) es una grúa reconvertida en un hotel aéreo. Estacionada en el puerto de Harlingen, a una hora de Amsterdam, se accede a la cabina a 17 metros de altura gracias a dos ascensores especialmente diseñados. La habitación, con baño y ducha, mide 60 m3 y tiene una ambientación cool: cama doble, paredes revestidas de goma colorada y equipamiento de los hermanos Eames. Para disfrutar de una vista panorámica en 360 grados, le agregaron un patio externo.
(*) U$400 la noche para dos personas (incluye delivery de desayuno).
tras las rejas
Para muchos el hostel Celica (*), sería una experiencia insoportable: ubicado en el centro de Liubliana, este curioso lugar es una ex prisión militar del año 1880 reconvertida en exótico hospedaje. Cada una de las 29 celdas fue transformada en cuartos que mantienen, como macabro souvenir, los barrotes carceleros en puertas y ventanas. La ambientación corrió por cuenta de artistas eslovenos que más allá de su esfuerzo, no lograron borrarle su mal karma.
(*) En febrero, la habitación doble con baño compartido incluyendo desayuno, cuesta aprox. 48 euros.
gentileza, Hotel Celica, Eslovenia
Que buena nota!!!!
ResponderEliminarSuper interesante!!
Gracias por la info!
Besos desde el DASH DESIGN TEAM!
Que buena nota!!! me encanto!!!!
ResponderEliminarGracias
Carolina Sacco